La crisis climática exige una respuesta que priorice tanto el medio ambiente como la equidad social. Para esto es necesario una transición justa cuya esencia sea un cambio hacia una economía más verde y que conserve los medios de subsistencia de las comunidades. Este cambio es urgente, pues los actuales modelos económicos agudizan la desigualdad y la degradación del medio ambiente, y afectan de forma desproporcionada a las mujeres.
¿Cuál es el coste de la inacción? El cambio climático podría llevar a millones de personas en la pobreza en una década siendo las mujeres las más perjudicadas. Sin una transición justa, las desigualdades sociales empeorarán. El aumento de las temperaturas, los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del nivel del mar amenazan nuestro planeta, y el impacto de estos cambios no se refleja de forma similar en nuestras ciudades. Son las poblaciones urbanas más precarizadas las que sufrirán las consecuencias más importantes. Sin embargo, son estas mismas comunidades las que más se beneficiarían de las oportunidades económicas de una transición justa.
Una acción climática audaz podría generar 26 billones de dólares en beneficios económicos para 2030. En las ciudades, las inversiones en la gestión de residuos, en proyectos que mejoren calidad del aire y la promoción las prácticas sostenibles contribuyen a la economía local, al mismo tiempo que reducen las emisiones y protegen los ecosistemas.
Esto abre el camino hacia un futuro más resiliente, que ofrezca esperanza y estabilidad a las generaciones presentes y futuras.
Las alcaldesas y alcaldes deben abogar por un cambio orientado a prácticas de gobernanza, financiación, planificación y contratación más justas y eficaces. Esa es la piedra angular para crear ciudades donde las personas y el planeta puedan prosperar. Les invitamos a ser parte de la celebración del Día Mundial Metropolitano en Dakar para descubrir cómo las ciudades pueden liderar una transición justa que no deje a nadie atrás.